Heavy Metal Argentino: La clase del pueblo que no se rindió - Ariel Panzini


La música heavy metal en su corta pero nutrida historia ha asumida diferentes vertientes que van de la mera satisfacción de los sentidos a su uso con tintes políticos, pero nunca se hubiera pensado su utilización para tortura seres humanos. A través de una pequeña investigación donde se comprobó que la música heavy fue implementada por el gobierno de los EE. UU. como mecanismo de tortura “silencioso” en sus cárceles de Guantánamo e Irak, en el contexto de la llamada “guerra contra el terror”, se arribó a tres conclusiones que abrieron el espectro para los estudios sociales sobre el género como objeto de análisis: primero, que ante la historia, el heavy metal quedará como una herramienta más para la aplicación de tamaño acto barbárico; segundo, su utilización excedía la saturación sonora, ya que el doble efecto deseado estaba determinado no sólo en obtener un testimonio, sino destruir la subjetividad de los individuos afectados, con fines de imponer violentamente occidentalismo desde el plano cultural; y por último, la esperanzadora conclusión que el heavy metal argentino es antagónico a lo evidenciado en la escena internacional.

Este libro retoma ese cuadro de situación que fuera catapultado oportunamente a través de diferentes artículos publicados en la colección Cultura Metálica, espacio definido en el marco de la Feria del Libro Heavy Metal, proponiéndose desde la técnica científica brindar algunos aspectos que expliquen la historia social del heavy metal en la Argentina, mediante el análisis del discurso, donde las letras se muestran como principal fuente de verificación, todo ello, en clave de Derechos Humanos, como eje para su análisis. 

Heavy Metal Argentino: La clase del pueblo que no se rindió - Ariel Panzini

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Heavy Metal Argentino: La clase del pueblo que no se rindió - Ariel Panzini


La música heavy metal en su corta pero nutrida historia ha asumida diferentes vertientes que van de la mera satisfacción de los sentidos a su uso con tintes políticos, pero nunca se hubiera pensado su utilización para tortura seres humanos. A través de una pequeña investigación donde se comprobó que la música heavy fue implementada por el gobierno de los EE. UU. como mecanismo de tortura “silencioso” en sus cárceles de Guantánamo e Irak, en el contexto de la llamada “guerra contra el terror”, se arribó a tres conclusiones que abrieron el espectro para los estudios sociales sobre el género como objeto de análisis: primero, que ante la historia, el heavy metal quedará como una herramienta más para la aplicación de tamaño acto barbárico; segundo, su utilización excedía la saturación sonora, ya que el doble efecto deseado estaba determinado no sólo en obtener un testimonio, sino destruir la subjetividad de los individuos afectados, con fines de imponer violentamente occidentalismo desde el plano cultural; y por último, la esperanzadora conclusión que el heavy metal argentino es antagónico a lo evidenciado en la escena internacional.

Este libro retoma ese cuadro de situación que fuera catapultado oportunamente a través de diferentes artículos publicados en la colección Cultura Metálica, espacio definido en el marco de la Feria del Libro Heavy Metal, proponiéndose desde la técnica científica brindar algunos aspectos que expliquen la historia social del heavy metal en la Argentina, mediante el análisis del discurso, donde las letras se muestran como principal fuente de verificación, todo ello, en clave de Derechos Humanos, como eje para su análisis. 

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