De adolescente comenzó mi amor por el thrash metal, lo que más me atrajo fue su crudeza, su sonido, su velocidad, su ideología, que coincidía con mis convicciones, y la euforia de estar en esos shows que marcaron mi vida. Saltar, gritar o chocarse unos contra otros, cabeceando cada machaque, no son más que reflejos de como sentimos la música en el cuerpo. Quizás para algunos ajenos al palo, puede parecer violento y agresivo, pero para nosotros es una liberación de la mente y respirar una atmósfera saludable para el espíritu. Me siento orgulloso de pertenecer a esta estirpe de bandas que ayudan a mantener viva la llama, haciendo que el thrash metal siga sonado en cada rincón de argentina.
Guillermo “Temo” Romero (Serpentor)
De adolescente comenzó mi amor por el thrash metal, lo que más me atrajo fue su crudeza, su sonido, su velocidad, su ideología, que coincidía con mis convicciones, y la euforia de estar en esos shows que marcaron mi vida. Saltar, gritar o chocarse unos contra otros, cabeceando cada machaque, no son más que reflejos de como sentimos la música en el cuerpo. Quizás para algunos ajenos al palo, puede parecer violento y agresivo, pero para nosotros es una liberación de la mente y respirar una atmósfera saludable para el espíritu. Me siento orgulloso de pertenecer a esta estirpe de bandas que ayudan a mantener viva la llama, haciendo que el thrash metal siga sonado en cada rincón de argentina.
Guillermo “Temo” Romero (Serpentor)