Los personajes que recorren los catorce cuentos que forman este libro viajan en medio de un clima enrarecido, cargado de violencia: olas de calor, tormentas, alimañas fuera de control, fuegos y lluvias inesperadas. “Entonces, vio una enorme rata que agonizaba sobre las baldosas. Manuel controló el miedo de la sorpresa y el asco, cuando se acercó a mirarla”. En otra de las historias la protagonista sale de su casa y se encuentra con un espectáculo aterrador: “Los pájaros caían cada vez más cerca. Volaban escapando de las llamas y de pronto se detenían en el aire como si chocaran contra una pared invisible. Al principio fueron dos o tres, pero enseguida fueron más y más aves estrellándose contra el cemento. Lúa luchaba para recuperar cierta calma e intentar algo que la ayudara a descifrar lo que sucedía”.
“Capitaloceno” es uno de los nombres que disputa la capacidad de nombrar la barbarie que domina esta época del planeta.
Los personajes que recorren los catorce cuentos que forman este libro viajan en medio de un clima enrarecido, cargado de violencia: olas de calor, tormentas, alimañas fuera de control, fuegos y lluvias inesperadas. “Entonces, vio una enorme rata que agonizaba sobre las baldosas. Manuel controló el miedo de la sorpresa y el asco, cuando se acercó a mirarla”. En otra de las historias la protagonista sale de su casa y se encuentra con un espectáculo aterrador: “Los pájaros caían cada vez más cerca. Volaban escapando de las llamas y de pronto se detenían en el aire como si chocaran contra una pared invisible. Al principio fueron dos o tres, pero enseguida fueron más y más aves estrellándose contra el cemento. Lúa luchaba para recuperar cierta calma e intentar algo que la ayudara a descifrar lo que sucedía”.
“Capitaloceno” es uno de los nombres que disputa la capacidad de nombrar la barbarie que domina esta época del planeta.