Ronda animal es una fiesta que rompe el corazón. El libro desgarra por lo bello y por lo violento, una danza de relatos que aúnan la ternura y el dolor. Con un lenguaje sopesado, Ronda animal nos va adentrando en un mundo que es reconocible y cotidiano, pero al mismo tiempo es acechado por una presencia animal. Los personajes están solos, solísimos, a pesar de estar rodeados de gente. La aparición de los seres salvajes, como una lupa, magnifica la compleja trama de la que está hecha la soledad más profunda, revelando las tensiones entre la vulnerabilidad, el miedo, la violencia y la esperanza.
A través de los animales, la autora propone quizás toda una cosmovisión: lo que nos acecha es nuestro mamífero, que arde y que brilla a la vez.
Laura Ortiz
Ronda animal es una fiesta que rompe el corazón. El libro desgarra por lo bello y por lo violento, una danza de relatos que aúnan la ternura y el dolor. Con un lenguaje sopesado, Ronda animal nos va adentrando en un mundo que es reconocible y cotidiano, pero al mismo tiempo es acechado por una presencia animal. Los personajes están solos, solísimos, a pesar de estar rodeados de gente. La aparición de los seres salvajes, como una lupa, magnifica la compleja trama de la que está hecha la soledad más profunda, revelando las tensiones entre la vulnerabilidad, el miedo, la violencia y la esperanza.
A través de los animales, la autora propone quizás toda una cosmovisión: lo que nos acecha es nuestro mamífero, que arde y que brilla a la vez.
Laura Ortiz